El punto G es una zona erógena muy comentada pero a veces esquiva. Se encuentra en la pared frontal de la vagina, a unos 4-5 centímetros de la entrada, hacia el ombligo. Al tacto puede sentirse ligeramente rugoso o esponjoso, especialmente cuando estás excitada. Para localizarlo, lo ideal es explorarte con uno o dos dedos limpios y lubricados, haciendo un movimiento de «ven aquí» hacia la pared frontal vaginal.
La estimulación del punto G puede ser muy placentera. Muchas mujeres describen una sensación intensa y profunda al estimularlo, distinta al placer clitoriano. Para estimularlo, aplica una presión suave y rítmica con los dedos o con un juguete sexual curvado. Recuerda la lubricación: mantener la zona húmeda facilita la estimulación sin molestias.
Si prefieres explorar el punto G en pareja, la comunicación es clave. Guía a tu pareja sobre dónde y cómo te gusta. Algunas posiciones sexuales ayudan, como la mujer encima (posición de vaquera) o a cuatro patas («el perrito»), que facilitan rozar el punto G durante la penetración. Recuerda que cada cuerpo es diferente: algunas personas alcanzan el orgasmo estimulando el punto G, incluso con eyaculación femenina, mientras que otras necesitan también la estimulación del clítoris. Lo importante es disfrutar el proceso de descubrimiento sin presiones, con confianza y paciencia. Si no lo encuentras a la primera, ¡no te preocupes!, con práctica identificarás mejor las sensaciones que provoca.
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